El cambio como oportunidad de crecimiento y mejora

El ser humano, siempre ha contado con un apego incondicional a su rutina de hábitos. Este apego ha generado una sociedad con una manifestada aversión al riesgo y a cualquier cambio que pudiese ocasionar romper la zona de confort. Esta actitud, si bien varía de algunas culturas a otras, se presenta a lo largo y ancho del planeta, tanto en la faceta personal como en la profesional. Sin embargo, convertir el cambio en una oportunidad de crecimiento y progreso es una habilidad muy demandada en el entorno empresarial y que es necesario desarrollar. 

En el complejo entorno actual, sacudido por crisis sanitarias, económicas, y un avance tecnológico disruptivo, el apego a una rutina o zona de confort es un freno al progreso personal y profesional. Para lograr romper esta tendencia negativa, se proponen a continuación tres pasos para desarrollar capacidad de respuesta frente a los cambios y adversidades, así como capacidad de liderazgo de equipos a través de ellas, dirigido especialmente a los futuros protagonistas del mundo de la dirección empresarial:

  • Inteligencia emocional:el primer paso para concebir el cambio como una oportunidad de crecimiento y no como un problema negativo es conocerse a uno mismo. En el entorno profesional son numerosas las ocasiones en las que el miedo, la ira, o el enfado afectan a nuestra percepción del entorno y la forma en la que nos relacionamos con los demás. Esas emociones son respuestas naturales de nuestro cuerpo a sucesos inesperados que requieren de una acción rápida, sin posibilidad de analizar de forma racional la situación. El control de nuestras emociones en momentos de cambio será por tanto esencial para el desenlace de los mismos. No dejarse dominar por las emociones y centrarse en el análisis racional del problema. 
  • Análisis de la oportunidad:precisamente en ese análisis racional del problema se encuentra la oportunidad de crecimiento y mejora. Una buena estrategia para realizar este análisis es apartar aquellas variables de cambio que no están bajo control de uno. Estas variables suelen ser fuente perfecta de excusas, adoptando una mentalidad victimista ante el cambio que nubla la capacidad resolutiva. Centrarse en aquello que sí puede controlarse por uno mismo abre la puerta a analizar todas las posibilidades de respuesta y encontrar aquellas que dirijan la situación hacia un entorno más favorable. 
  • Liderazgo consciente:si bien el control emocional y el análisis de la oportunidad son elementos necesarios para el desarrollo personal, no se debe olvidar que las empresas no dejan de ser grupos de personas. Para lograr materializar una oportunidad de crecimiento en un entorno de cambio, todo el equipo debe estar alineado bajo la misma mentalidad. Como líder de un equipo, es necesario generar un entorno de confianza grupal, donde a pesar de la situación de incertidumbre, todos los miembros del equipo puedan tomar decisiones de forma segura, sintiéndose parte importante del grupo. En línea con el liderazgo consciente, el líder debe contar con la inteligencia emocional suficiente para detectar las emociones negativas de su equipo, sabiendo contrarrestarlas y creando resiliencia en cada uno de los integrantes. 

En conclusión, los cambios forman parte de la vida y de nuestra sociedad. Cuanto antes se desarrolle una capacidad resiliente frente a ellos, mejor será nuestro progreso tanto personal como profesional. 

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